La Jornada, 26 de marzo de 2019
Mario Cantinflas Delgado balbucea incoherencias. Disfrazado de vendedor de automóviles usados, hace malabares verbales para presentar un carro viejo como si fuera nuevo. Ciertamente, la flamante carrocería y las llantas son del año, pero el motor es el mismo del viejo y agotado modelo 2013, que ni siquiera se reajustó.
El coche que el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados pretende vender como si fuera último modelo, es la reforma educativa de la Cuarta Transformación (4T). En realidad, se trata de la reforma educativa del Pacto por México, con nueva carrocería y neumáticos, pero con el mismo viejo motor.
Decía Carlos Monsiváis que lo que los diálogos de Cantinflas intentaban era rendir al interlocutor que, ante la incomprensión, acaba fatigado, desmayado y dispuesto a aceptar lo que el otro le diga. Por eso, Mario Delgado cantinflea. Trata de ocultar que la reforma educativa de Andrés Manuel López Obrador es, en realidad, la reforma de Enrique Peña Nieto reloaded. Habla para no decir, para no reconocer el alcance de la norma, para que los demás escuchen sin entender.
El 13 de septiembre de 2018, el diputado Delgado anunció: Se va a echar abajo la reforma educativa y no va a quedar ni una coma. No sólo siguieron vigentes comas, sino los puntos, párrafos completos y su corazón neoliberal.
Cuando ante el intento de albazo legislativo, los maestros bloquearon las entradas de San Lázaro y el Senado, cantinfleó e intentó tomarle el pelo a los docentes. Se prevé –dijo– incluir un artículo transitorio en el dictamen de la reforma educativa que especifique la situación laboral de los docentes, para dejar muy explícito que los (derechos laborales de los) profesores están en el apartado B del artículo 123 constitucional. Sin embargo –añadió– en el artículo 3º quedará la parte de promoción, reconocimiento y admisión, pero se regulará con una ley secundaria.
¿Por qué cantinfleada y tomadura de pelo? Porque el ingreso, promoción y reconocimiento son parte sustantiva de las relaciones laborales y deben regularse por el apartado B del 123 constitucional, no en el 3°. Al mantenerlos en éste y elaborar una ley secundaria se mantiene el régimen laboral de excepción para el magisterio que constriñe sus derechos laborales. Además, en esta contradicción normativa, prevalecerá el artículo 3° sobre el transitorio. El artículo 3° debe reconocer el derecho social a la educación, no asuntos laborales.
No es exageración afirmar que hay una continuidad básica en puntos esenciales de la vieja y la nueva reforma, en clara sintonía con las recomendaciones de la OCDE y distante de las declaraciones de López Obrador. Como dicen los abogados: a confesión de parte, relevo de pruebas. La diputada del PRI Cynthia López Castro reconoció que su partido apoya el proyecto de dictamen porque contiene 80 por ciento de la reforma que emprendió el presidente Enrique Peña Nieto...