Zapatismo, un sueño que abarque el mundo

La Jornada, 20 de agosto de 2019

Uno tras otro, lo mismo en los Altos de Chiapas que en la Zona Norte, distintos letreros pintados a mano sobre tablones de madera o laminas de metal carcomidas por la pátina, algunos con imágenes de mujeres indígenas con paliacate en el rostro, advierten: Está usted en territorio zapatista en rebeldía. Aquí manda el Pueblo y el Gobierno obedece. Están firmados por las juntas de buen gobierno.

Las mojoneras, en muchos sentidos parecidas a la que se colocan en los caminos para dar la bienvenida a los viajeros a una entidad federativa, marcan los límites del territorio autogobernado por los pueblos zapatistas y su jurisdicción de hecho.

Como recordó Raúl Romero en estas páginas (https://bit.ly/2NcJqgy), su origen se remonta a dos momentos distintos. La formación de los municipios autónomos rebeldes zapatistas (Marez), en el marco de la ofensiva rebelde de diciembre de 1994 contra el fraude electoral de Eduardo Robledo. Y, la fundación, en 2003, de las primeras cinco juntas de buen gobierno (caracoles) para ejercer en los hechos la autonomía sin pedir permiso.

La novedad con este proceso es que, según dio a conocer el subcomandante Moisés (https://bit.ly/33CZJsN), en Chiapas se establecieron nuevos linderos y nomenclaturas. Los rebeldes acaban de anunciar que crearon, al margen de las autoridades gubernamentales, 11 nuevos centros de resistencia autónoma y rebeldía zapatista (Crarez): siete de ellos caracoles y cuatro municipios autónomos. De manera que hoy existen en total 43 centros zapatistas.

Parte de estas instancias de autogobierno se levantaron en un primer momento sobre las miles de hectáreas ocupadas a partir de 1994, y repartidas para trabajarlas en beneficio colectivo. Sus competencias se diferencian por la complejidad de las problemáticas que cada una de ellas debe resolver. Dos libros dan cuenta de este proceso. El de Paulina Fernández Christlieb, Justicia autónoma zapatista: zona selva tzeltal, (https://bit.ly/2Z9n8mp). Y Luchas muy otras, de Bruno Baronnet, Mariana Mora y Richard Stahler-Sholk (https://bit.ly/2vGmGdu).

La expansión de la autonomía zapatista a nuevos territorios desmiente la versión de la supuesta deserción de sus bases sociales como resultado de programas asistenciales del tipo de Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro. Obviamente, en un proceso tan a contracorriente como el que ellos han impulsado a lo largo de 25 años, hay simpatizantes que se hacen a un lado. Pero, lo central para valorarlo, es el impulso y la tendencia general que sigue. La reciente fundación de otros 11 Crarez hace evidente que el magma insurgente no sólo sobrevive, sino que crece exponencialmente, mientras construye rutas inéditas de autonomía...