La Jornada, 21 de enero de 2020
La saga de Eric Harris apareció en el colegio Cervantes de Torreón. El pasado 10 de enero, el estudiante José Ángel, de 11 años, disparó dentro de la escuela dos pistolas Glock. El saldo, trágico: asesinó a una maestra, hirió a cinco alumnos y a un profesor, y se quitó la vida.
“Hoy es el día”, dijo José Ángel a sus compañeros poco antes de comenzar clases. Luego, salió del aula al baño con su mochila. Quince minutos después, la maestra fue a buscarlo. Él comenzó entonces el tiroteo. Ella fue la primera víctima.
El tirador escolar vestía camiseta con la leyenda “Natural Selection”, tirantes y pantalones negros, similar al atuendo que Eric Harris llevaba el 20 de abril de 1999, cuando perpetró, junto a Bennet Klebold, la masacre de la preparatoria de Columbine, en Estados Unidos. Natural Selection es también nombre de un videojuego que el niño jugaba.
José Ángel vivía con sus abuelos paternos. La familia aparecía frecuentemente en la sección de sociales de la prensa lagunera. Su padre estuvo preso en Estados Unidos durante 46 meses, acusado de delitos contra la salud. Su madre murió en una operación, pero el secretario de Gobierno de Durango difundió falsamente que había sido degollada. La Unidad de Inteligencia Financiera halló en las cuentas del abuelo irregularidades respecto a los ingresos por presunto lavado de dinero y defraudación fiscal.
El colegio Cervantes en Torreón es una escuela para clases medias, formal y estricta. Brinda buena educación tradicional. Comenzó a funcionar durante el curso escolar 1939-1940, como parte de un proyecto más amplio del gobierno republicano español en el exilio mexicano, que estableció centros escolares para ofrecer empleo a los maestros trasterrados. Se crearon así colegios Cervantes en Córdoba, Tampico, Tapachula, Mérida, Veracruz, Jalapa, Cuernavaca y Torreón. Estaba previsto que los maestros se convirtieran en sus propietarios. En un primer momento, se aplicaron las metodologías activas usadas en las escuelas durante la República, especialmente las técnicas Freinet. Su primer director fue Antoni Vigatá, profesor fuera de lo común, que llegó al país en el Sinaia y se nacionalizó mexicano. (Salomó Marqués, Educación republicana en Cataluña y Torreón, INAH-Jalisco, 2011).
Contra lo que profusamente se ha dicho, la tragedia de Torreón es una excepción y no síntoma de una problemática más general. Ciertamente, las escuelas de casi todo el país están atravesadas dramáticamente por la violencia, pero es una violencia de naturaleza distinta, diferente a la del tirador solitario.
José Ángel sabía disparar, sabía manejar las armas. Fue instruido en su uso. No sólo tenía acceso a ellas. Diversas versiones señalan que su abuelo se las proporcionó. Conocía el legado de Eric Harris. Como lo muestra su “puesta en escena”, estaba inmerso en una cultura proveniente de Estados Unidos que “naturaliza” a los tiradores escolares. Estos elementos (como el caso del colegio Americano del Noreste en Monterrey, en enero de 2017 https://bit.ly/2sDbdit) son hechos únicos, no generalizables al conjunto del sistema escolar...