Santa María Ostula, minería y crimen organizado

La Jornada, 17 de marzo de 2020

El territorio y los recursos naturales de la comunidad de Santa María de Ostula, en la costa de Michoacán, están en disputa. Es, literalmente, una lucha por la vida y la muerte, en la que los comuneros defienden su tierra y su hábitat de los embates del crimen organizado.

Aunque se pelean por la demarcación, los malosos actúan en pinza. Los Viagras buscan controlar el sur del municipio de Aquila y el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el norte. Sus playas son ruta hacia las partes más escarpadas de Tierra Caliente. En sus litorales desembarcan lanchas rápidas con cargamentos de estupefacienes. En ranchos privados de la zona aterrizan avionetas Cessna para trasladar armas y drogas (https://bit.ly/2Qgj1iI).

Pero en el tablero regional combaten también por la explotación de los recursos naturales. Las mineras tienen concesionadas en ese territorio 40 mil hectáreas. Tan sólo Ternium dispone de una concesión de 5 mil hectáreas dentro de Ostula. Como se ha documentado en partes del país, existe un matrimonio de conveniencia entre mineras y crimen organizado, en el que los cárteles se encargan de la “seguridad” de los negocios. Ostula no es la excepción. Y, al servicio de esos intereses, actúa ahora un viejo dirigente regional, antes querido y prestigiado: Cemeí Verdía Zepeda.

La historia se repite. Hay líderes comunitarios con pies de barro que, cuando caminan sobre los hombros de las comunidades que los forjan, parecen gigantes. Pero que –ensoberbecidos por el dinero y el poder, creen que su estatura es sólo mérito de ellos y no de quienes los han aupado– se derrumban estrepitosamente nada más al tocar el piso.

Es el caso de Cemeí. Durante años, él fue una especie de héroe popular en la región. Dedicado desde niño a cultivar papaya, fue primer comandante de la Policía Comunitaria de Ostula y coordinador general de autodefensas en Aquila, Coahuayana y Chinicuila. Sobrevivió a tres atentados perpetrados por la delincuencia organizada entre 2014 y 2015. Fue perseguido político y tuvo que salir de su comunidad. Estuvo preso cinco meses en 2015, acusado de usar armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, hasta que la presión de los comuneros forzó al gobierno a liberarlo. Sin embargo, cuando le agarró gusto al billete y a la politiquería, sucumbió.

Santa María de Ostula es una comunidad nahua emblemática en el movimiento indígena. Lo es por dos razones. Allí se promulgó el 13 y 14 de junio de 2009 el Manifiesto de Ostula, que, dos años y medio antes de la formación de las autodefensas michoacanas, reivindicó el derecho a la autodefensa indígena y abrió un ciclo de lucha en este terreno. Además, centenares de comuneros nahuas de esa localidad han recuperado, a costa de decenas de vidas, centenares de hectáreas de propiedad comunal ilegalmente ocupadas por poderosos caciques mestizos, asociados al crimen organizado (https://bit.ly/2TQ2ggn). Antes de echarse a perder, Cemeí fue parte de esas luchas...