Carlos Monsiváis, el personaje

La Jornada, 16 de junio de 2020

Una noche de noviembre de 1997, Carlos Pascual Monsiváis Aceves, mejor conocido como Carlos Monsiváis, fue asaltado al llegar a su casa en la colonia Portales. Dos rateros lo encañonaron y lo llevaron a una calle solitaria, para despojarlo de sus pertenencias. Allí lo abandonaron sin golpearlo.

Mientras deambulaba de regreso a su casa, muerto de terror, un taxista se detuvo y le ofreció llevarlo. No traigo dinero –le dijo el escritor– me acaban de robar. ¿Pero no es usted el sabio Monsiváis? –le preguntó el chofer, haciendo referencia al nombre con el que aparecía en la historieta Chanoc–.

Temeroso y lleno de dudas, el escritor terminó aceptando el aventón del ruletero, quien no le cobró un solo centavo por la dejada.

El cronista denunció el atraco del que fue víctima en una carta publicada en un periódico. A pesar de ello, proliferaron en la opinión pública versiones distintas sobre el hurto. En una de ellas, Monsiváis iba a bordo de un taxi rumbo a su casa, cuando un desconocido se subió subrepticiamente al vehículo y lo amagó con una pistola para quitarle su dinero, pero, al caer en cuenta de quien era su víctima, el ladrón, que actuaba en contubernio con el conductor, se disculpó. Maestro, no lo reconocimos, perdón, le dijo. Y no sólo no lo robaron, sino que lo condujeron gratuitamente hasta su residencia, en la calle de San Simón 62.

Al comentar el incidente, Hugo Gutiérrez Vega, su amigo poeta, escribió: Asaltara Carlos Monsiváis en la Ciudad de México equivale al robo de una estatua de prócer del Paseo de la Reforma.

Estatua de Reforma o personaje de cómic, la historia de su asalto ejemplifica su celebridad en las aulas universitarias, los auditorios de casas editoriales, o los salones de artistas, ricos y famosos. Al reconocerlo en la calle, la multitud le deparaba trato de celebridad: lo tocaba y le pedía autógrafos y fotos, como si fuera un deportista o una estrella televisiva.

Curiosamente, su popularidad no derivaba de haber participado como actor en nueve películas y en la telenovela Nada personal o de sus comentarios en la barra televisiva del noticiario nocturno del Canal de las Estrellas, sino de su conversión en ídolo intelectual de una sociedad civil huérfana de figuras de referencia de peso.

Cuando el 26 de marzo de 1988 Cuauhtémoc Cárdenas, entonces aspirante a la Presidencia de la República por el Frente Democrático Nacional, fue a Ciudad Universitaria, Monsiváis fue reconocido y vitoreado por miles de jóvenes como si él fuera el candidato. Lo mismo sucedió el 6 de marzo de 2001 en Cuernavaca, durante la Marcha del color de la tierra organizada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, donde fue acogido como si fuera una avanzada de los rebeldes. Lejos de ser situaciones excepcionales, lo sucedido en estos dos episodios era la regla en los últimos años de su vida. Con harta frecuencia, más que cronista o testigo, el escritor parecía ser la figura central de los acontecimientos...