La Jornada, 08 de septiembre de 2020
Tomás Martínez Pinacho se disponía a comer algo en la taquería Los Primos, en el municipio Ánimas Trujano, Oaxaca, cuando un comando fuertemente armado lo balaceó a mansalva. Eran las 18:30 horas del pasado 24 de agosto y regresaba de participar en un mitin de 2 mil 600 personas en la capital del estado. Quedó sin vida sembrado en su silla.
La biografía de don Tomás –como cariñosamente lo llamaban sus camaradas de la Sierra Sur– se cruza con las luchas sociales del distrito de Miahuatlán en los últimos 30 años. Ellos resumen su trayectoria, en una palabra: lucha. Organizó la Unión de Campesinos Pobres; gestionó mejores servicios de agua y recolección de basura; se opuso a la construcción del Cefereso en el municipio; se movilizó para que los recursos gubernamentales llegaran a comunidades, agencias y rancherías y no se quedaran en la cabecera; fue dos veces candidato a presidente municipal y en dos ocasiones regidor; apoyó las protestas de los maestros democráticos contra la reforma educativa y a favor de la enseñanza pública, y se opuso activamente a la minería a cielo abierto.
Nació en Miahuatlán de Porfirio Díaz, el 7 de marzo de 1956, en el seno de una familia muy humilde. Su papá era campesino. De niño, Tomás apoyaba a su mamá en la venta de tortillas en el centro. Estudió unos años de primaria entre 1965 y 1969, en la escuela Leona Vicario, y luego emigró a la Ciudad de México. En Naucalpan, estado de México, siguió sus estudios en la primaria nocturna Manuel Ávila Camacho y en el INEA. Vendió alimentos en el Teatro Blanquita. Trabajó en una empresa abarrotera hasta que regresó a su municipio natal entre 1990.
En Miahuatlán no había calles pavimentadas, ni agua potable, ni drenaje. Al llegar a su comunidad, formó el Comité de Salud de Barrio Abajo y promovió la adquisición del primer camión recolector de basura, junto con el que en esos años era alcalde. Gestionó que el IMSS local contara con un aparato de ultrasonido. Fue presidente de la coordinadora de padres de familia de la zona escolar 25 y veló por las demandas educativas.
La actitud y el compromiso del profesor democrático Germán Mendoza Nube, varias veces detenido y torturado por su participación en las luchas populares, lo marcó definitivamente. Tomás contaba cómo, en una ocasión en que un compañero de Germán fue a buscarlo porque tenía una dificultad, el maestro, a pesar de tener que moverse en silla de ruedas, se levantó de la cama, se montó en su silla y se fue a resolver el problema. La actitud de Germán impactó a Tomás. En ese momento se dijo: Yo tengo dos manos, tengo dos pies. Me regreso a mi comunidad y empiezo a luchar por los compañeros, por la gente.
Así lo hizo. A partir de entonces, Martínez Pinacho se incorporó a la Unión de Campesinos Pobres y al Frente Popular Revolucionario (FPR), en una lucha que sólo su homicidio frenó. Recorrió comunidades, nombró comités de base de la organización, recogió las demandas y las necesidades de las poblaciones, sus conflictos agrarios...