La Jornada, 29 de junio de 2021
Sentado detrás en lo que bien puede ser el escritorio de José Vasconcelos en la SEP, con una macana policial al lado del pupitre, el secretario de Educación Aurelio Nuño esboza una sonrisa malévola, mientras dice: “Lo bueno de no construir escuelas y sí penales, es que hay dónde meter a los maestros…” Y añade: “que protestan por sus condiciones laborales”. En el margen inferior derecho del cartón aparece la firma de su autor: Helguera.
Como si tuviera vida propia más allá de las páginas de La Jornada, donde fue publicada, la sátira gráfica de Antonio Helguera, dibujada al calor de las protestas magisteriales de la CNTE contra la reforma educativa de Enrique Peña Nieto y la represión gubernamental, se convirtió en símbolo de esos maestros a los que el sargento Nuño quería arrestar. Los profesores imprimieron la caricatura en centenares de pancartas de cartón que enarbolaban en sus manifestaciones, y la convirtieron en una especie de meme que difundieron en sus redes sociales.
El pasado 26 de junio, una día después del fallecimiento del monero, ese cartón y otros del mismo autor sobre este tema, circularon profusamente en Internet con mensajes como: “Los maestros no olvidamos y no te olvidamos, Antonio Helguera” o “¡La CNTE rinde homenaje al gran maestro Helguera! ¡Te vamos a extrañar maestro!”
En los días de la reforma educativa del Pacto por México, las viñetas del monero de La Jornada navegaban a contracorriente de los cartones racistas, denigrantes y caluminadores contra los docentes democráticos, publicadas en el resto de la prensa nacional. Una extensa nómina de caricaturistas del poder se dio vuelo dibujándolos como asnos violentos de gafas oscuras, descomunales tarántulas que atrapaban la educación en su telaraña u orangutanes sentados en el escritorio de Vasconcelos (https://bit.ly/3xYGng3).
Curiosa paradoja la de las ilustraciones de Toño. La inmensa mayoría de las notas, artículos, fotografías y cartones publicados en un periódico diario, tienen obsolescencia programada. Circulan y son vistos y leídos hasta la aparición del diario del día siguiente. En ese momento caducan. Sin embargo, desde la década de 1980, caricaturas suyas encarnaron en protestas que las hicieron parte de su representación gráfica. Es como si en esas viñetas se resumieran sus sentimientos y anhelos.
Así sucedió con una caricatura suya sobre la detención ilegal de Lydia Cacho por el gobernador de Puebla Mario Marín. En ella, el mandatario local aparecía como una prostituta, vestido de minifalda y zapatos de tacón, junto a las “botellas de coñac” que lo hicieron célebre. Días después de publicado, el dibujo de Helguera revivió convertido en inmenso mono de papel maché del góber precioso ataviado como dama galante, que la multitud jubilosa cargó en hombros, en una enorme protesta en contra de Marín, en la Angelópolis...