Las promesas incumplidas de México Posible

La jornada, 01 de julio de 2003

Anuncios panorámicos en el Distrito Federal muestran el rostro de Sergio Aguayo, quien es presentado como "La cara de los derechos humanos". Los promocionales forman parte de la campaña electoral de México Posible, el partido del que Aguayo es fundador, dirigente y candidato a diputado. En ellos se afirma: "Necesitamos tu voto".

Sergio Aguayo es un reconocido académico de larga trayectoria en la lucha por los derechos humanos y la democracia en México. Pero no es "la cara de los derechos humanos" como él y su partido afirman. Es, a lo sumo, uno de los muchos rostros que tiene el movimiento. La extinta abogada Digna Ochoa, la Red de los Defensores Comunitarios de Chiapas, el sacerdote Miguel Concha, la licenciada Magdalena Gómez, el mixteco Hugo Aguilar y cientos de anónimos luchadores en contra de la impunidad y la arbitrariedad gubernamental en todo el país tienen tanto derecho como él a reivindicar ese papel.

Presentarse como "la cara de los derechos humanos" para pedir el voto en favor de un partido o de un candidato es un acto de oportunismo electoral. Es una acción que transforma un bien común en el botín de una fuerza partidaria. Es un hecho que convierte una causa universal, impulsada por un vasto movimiento social diverso y plural, y por la que han dado su vida y su libertad muchos ciudadanos, en un instrumento para que un individuo o un grupo acumulen poder; es, en suma, una acción éticamente reprobable.

Se dirá que ésa es la lógica a la que deben someterse quienes participan en el juego electoral, sobre todo las pequeñas formaciones que requieren labrarse una identidad aceleradamente, así como que la mercadotecnia obliga a ese tipo de simplificaciones y excesos, pero es inadmisible en un partido que ubica su origen en los movimientos ciudadanos y que afirma ser la nueva izquierda interesada en renovar la política.

No es éste el único asunto en el que naufraga la vocación fundacional e innovadora del partido de Sergio Aguayo.

Es cierto que este instituto político ha tenido un éxito indudable al poner en la arena pública temas cruciales que han sido relegados por otras fuerzas partidarias. La defensa de la secularización de la vida política, la promoción de la causa de las mujeres, la difusión acerca de la necesidad de despenalizar el aborto, la legalización de las sociedades de convivencia y del consumo de la mariguana son cuestiones que este partido introdujo con éxito en la contienda electoral. No obstante, en asuntos como la privatización eléctrica, los derechos indígenas, el campo y la inserción del país en la globalización, sus posiciones están muy por atrás de lo que los nuevos actores sociales reclaman y proponen...