La reconquista

La jornada, 18 de noviembre de 2003.

Ni encomendero ni hacendado, apenas capataz de la finca llamada América Latina, José María Aznar, presidente del gobierno español, aprovechó la cumbre de Santa Cruz para mostrar la fusta neoliberal. Son necesarias más privatizaciones, más disciplina financiera, más apertura de mercados y más liberalización, advirtió a los gobernantes sudamericanos embarcados en ensayar rutas de desarrollo alternativas a las políticas de ajuste estructural.

No importa que apenas hace un año, el pasado 20 de noviembre, en Río de Janeiro, Brasil, en la reunión Negocios en América Latina, organizada por el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente del Banco Mundial, Jim Wolfenson, afirmara: "el Consenso de Washington ha muerto". Mucho menos le afecta que 209 millones de personas en la región (42.2 por ciento de la población) vivan con ingresos por debajo de la línea de pobreza.

Que el modelo no funcione en Latinoamérica le viene sin cuidado al político hispano, pues trabaja bastante bien para las empresas multinacionales de base española, estadunidense, suiza o alemana: un billón de dólares remitidos a las metrópolis sólo por concepto de pagos de intereses, ganancias y derechos de autor.

José María Aznar sabe, pues, de lo que habla. Los empresarios de su país emprendieron entre 1992 y 2001 la reconquista del nuevo mundo. Sólo que en esta ocasión se armaron no con arcabuces y caballos, sino con pesetas y relaciones con la corrupta elite política que subastó los bienes de sus países en la venta de garaje de las empresas públicas. Compañías estatales telefónicas, eléctricas, petroleras, de aviación pasaron a manos de propietarios de la madre patria en unos cuantos años.

En 1999 España se convirtió en el mayor inversor directo en América Latina. Las inversiones directas de este país en la región pasaron de 780 millones de dólares en 1990 a 100 mil millones de euros en 2001, de los cuales 26 mil 281 millones se colocaron en Argentina, 26 mil 292 millones en Brasil, 9 mil 197 millones en México y 7 mil 816 millones en Chile.

Las empresas ibéricas se ubicaron en posiciones de liderazgo en la región, aun en mercados usualmente dominados por Estados Unidos. En unos cuantos años compañías de base nacional del sector financiero, de energía y comunicaciones se convirtieron, gracias a la reconquista americana, en consorcios trasnacionales. Los bancos Bilbao Vizcaya Argentaria y Santander Central Hispánico tomaron el control de un tercio de los activos extranjeros en este territorio. En 1996 este país se convirtió en el sexto inversor mundial, lo que no le impidió poner en práctica medidas proteccionistas, como la de impedir que una empresa extranjera pública pueda adquirir compañías privadas españolas...