IMSS: el día después

La jornada, 10 de agosto de 2004

La reforma a la Ley del Seguro Social ha provocado un reacomodo profundo de las fuerzas políticas y sindicales en el país. Como resultado de estas modificaciones legales y de las alianzas partidarias para consumarlas durante los próximos dos meses se sucederán acontecimientos claves: crispación social creciente, nuevos bloques legislativos y reacomodos sindicales.

Con la reforma ha emergido un gran ganador: Roberto Madrazo. A partir de ahora Elba Esther Gordillo puede ir preparando sus maletas porque él ya es el interlocutor privilegiado del gobierno federal. El dirigente nacional del PRI paga así una deuda pendiente con los grandes empresarios que se enfadaron con él cuando en diciembre pasado se echó para atrás en el acuerdo de gravar con el IVA alimentos y medicinas. Se coloca así en situación privilegiada para alcanzar la postulación a la candidatura presidencial de su partido.

Presumiblemente la reforma del IMSS fue parte de un paquete más amplio de negociaciones entre el PRI y Los Pinos. Parte de ese acuerdo es el voto priísta a favor del desafuero de Andrés Manuel López Obrador.

Eduardo Sojo, director de la Oficina de la Presidencia para las Políticas Públicas, declaró que la reforma al sistema de pensiones del IMSS "es un primer paso en la dirección adecuada", y que deberán tomarse decisiones similares en Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, Luz y Fuerza del Centro, banca de desarrollo, gobiernos federal, estatales y municipales, así como "algunas universidades". Abelardo Carrillo, dirigente del Congreso del Trabajo (CT) y máximo representante de los trabajadores en Consar, se adhirió a esta ruta.

La amenaza gubernamental causó reacciones inmediatas en el mundo laboral. Los sindicatos han puesto sus barbas a remojar. El SME rechazó cualquier intento de cambios a su régimen de jubilación: "Con nosotros no se metan", advirtió. Incluso el dirigente del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), Enrique Hanff, uno de los principales bastiones de la FSTSE, cuyo dirigente Joel Ayala apoyó los cambios, manifestó su inconformidad con la reforma.

En el ámbito universitario tampoco ha hecho gracia la línea oficial. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) señaló que tiene dos años trabajando en la reforma interna y buscando acuerdos con los trabajadores. Afirmó que cualquier intervención oficial "meterá ruido"...