La ley Monsanto

La jornada, 14 de diciembre de 2004

Más de ocho siglos después no han cambiado mucho las cosas. Durante la Edad Media en Europa los siervos vestían túnicas con el escudo de su señor feudal. Hoy en día los campesinos, en lugar de su tradicional sombrero, usan gorras con el logotipo de sus amos empresariales: Monsanto, Cargill o John Deere.

Y los señores del poder no quieren que las cosas cambien. Para garantizar que esa moderna forma de servidumbre se perpetúe en nuestro país, los diputados del PRI y el PAN se han puesto la cachucha de las grandes empresas trasnacionales que producen y distribuyen organismos genéticamente modificados (OGM). Es así como hoy, 14 de diciembre, buscarán aprobar una Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), que en el futuro será conocida como ley Monsanto.

¿Por qué bautizarla ley Monsanto? Porque expresa prácticamente sin mediaciones los intereses de los monopolios de la industria biotecnológica de la que esta empresa es líder. En lugar de cuidar los intereses de los campesinos, de proteger el medio ambiente y de ver por la salud de los mexicanos, dicha ley permite la distribución y liberación al ambiente de organismos transgénicos con probables y severos riesgos a la soberanía alimentaria, la salud humana y la biodiversidad.

Se trata de monopolios. Cinco empresas vendieron casi 100 por ciento de las semillas genéticamente modificadas: Monsanto-Pharmacia, Aventis (Bayer), Syngenta, BASF y Dupont. Monsanto sola vendió 86 por ciento del total de esas simientes. Seis multinacionales tienen 74 por ciento de las patentes biotecnológicas. Son las mismas que controlan la mayoría de los mercados de agroquímicos y farmacéuticos.

Hasta ahora, 98 por ciento de su superficie cultivada con transgénicos se localiza en cuatro países: Estados Unidos, Canadá, Argentina y China. En su mayoría poseen plantíos de soya, maíz, algodón y canola. Ahora, de aprobarse la nueva ley, México -centro de origen del maíz-se convertirá en territorio liberado de los productores de alimentos frankenstein.

Los diputados no son los únicos en querer condenar a los campesinos mexicanos a la dependencia. La entrada de semillas genéticamente transformadas ha sido estimulada también desde el gobierno federal. Grandes montos de subsidios para la producción de algodón han sido transferidos a Monsanto. El responsable del desarrollo rural del país, Javier Usabiaga, afirmó que "los OGM tienen una función primordial en la agricultura: a través del desarrollo de estos materiales se pueden combatir muchas deficiencias que por naturaleza tienen las variedades". El secretario de Medio Ambiente, Alberto Cárdenas, afirmó que hay que ir abriendo la puerta a los transgénicos y confió en que se aprobará la ley tal como está...