La jornada, 21 de diciembre de 2004
Los maestros mexicanos han sufrido una metamorfosis profunda durante los últimos 25 años. Han cambiado como gremio y como profesionales. Simultáneamente han transformado el país.
Aunque las guerrillas rurales de los años sesenta se habían formado con educadores rurales, durante la década de los 70 muchos mentores de izquierda sentían una especie de desprecio por sus compañeros. "Es que no son obreros", afirmaban. De esa manera decían que no eran sujetos revolucionarios, sino, a lo sumo, compañeros de viaje de la causa proletaria.
Hoy, en cambio, son muchos los trabajadores de la educación que, además de hacer sindicalismo, están involucrados en luchas de resistencia social en organizaciones revolucionarias y en partidos políticos progresistas. Es común encontrar profesores como asesores de organizaciones campesinas, representantes en puestos de elección popular y dirigentes partidarios.
Una de las claves que explican esta sorprendente construcción del magisterio como actor político es la lucha de una organización única y sorprendente: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
La coordinadora fue fundada hace 25 años, en pleno auge petrolero, con el objetivo de democratizar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), incrementar salarios, mejorar salarios y promover una educación alternativa. Es una fuerza sindical democrática, independiente y autónoma de cualquier partido político, que trabaja dentro del organismo gremial más numeroso del país.
Durante todos esos años ha sobrevivido a cinco presidentes, un drástico recambio de la dirección sindical nacional, el asesinato o desaparición forzada de 152 militantes, el intento por cooptar a sus representantes, el charrismo sindical "renovado", innumerables campañas mediáticas en contra, "revoluciones educativas", federalización de la enseñanza y sus propias contradicciones y limitaciones internas.
Prácticamente no existen en el movimiento sindical mexicano experiencias similares a la CNTE. Su permanencia, la continuidad de las protestas, la magnitud de su membresía, su radicalidad, el sindicalismo que practica son inusitados. Sin ir más lejos, sus protestas recientes frenaron, al
menos temporalmente, la reforma del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado...