La jornada, 06 de septiembre de 2005
A poco más de 300 años de su muerte, Charles Perrault rencarnó en México. En el más reciente capítulo de la tragicomedia política nacional, Elba Esther Gordillo, disfrazada de Caperucita Roja, ha prestado su voz para que el escritor nos cuente una nueva versión de su obra:
-Abuelita, abuelita, ¡qué lengua más grande tienes! -exclamó la maestra.
-Es para seducirte mejor -dijo Roberto Madrazo tratando de imitar la voz de la abuela.
-Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
-Son para... ¡comerte mejor! -y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre Elba Esther, quien lo amenazaba con demandarlo en los tribunales.
La maestra sufrió la semana pasada la más dura derrota de su carrera política. Y, en lugar de decir a la opinión pública lo que realmente sucedió, inventó un cuento infantil: Roberto Madrazo primero la engatusó y luego la desechó. El dirigente del PRI, dijo la líder moral del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), es "encantador, amable, cordial, te da las horas que quieras para hablar, te abraza, te apapacha, te dice que todo está muy bien, te da la razón, y te volteas y es otro rostro" (La Jornada, 3 de septiembre de 2005).
La sobreviviente de mil y una batallas políticas en el fango, de incontables asonadas, complots y traiciones, la más aventajada conocedora de las artimañas de la política priísta, la astuta dirigente sindical de miles de maestros, la consentida de Los Pinos explica su más dramático descalabro público como producto de un engaño. Es difícil creerle.
Lo cierto es que a Esther Gordillo le recetaron la misma medicina que ella ha aplicado religiosamente a sus adversarios y compañeros. Le ganaron en un terreno de lucha que conoce perfectamente y en el que decidió jugar.
Los hechos que muestran cómo la maestra y Roberto Madrazo son mucho más parecidos de lo que ella quiere admitir son numerosos. Envolverse en la bandera de la legalidad y el respeto estatutario no le queda.
La profesora fue impuesta como líder del sindicato por Carlos Salinas de Gortari en un evento gremial, sin validez jurídica, en 1989. Meses después procuró dignificar el dedazo presidencial celebrando el primer Congreso Nacional Extraordinario del SNTE. Ofreció impulsar un proyecto sindical incluyente y democrático...