SNTE, PRI y política

La jornada, 13 de septiembre de 2005

Este fin de semana, grupos de dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) increparon a Roberto Madrazo en Guanajuato y San Luis Potosí. Protestaban porque se impidió la llegada de Elba Esther Gordillo a la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Los manifestantes tienen en común dos características. La primera es que, en su mayoría, son comisionados sindicales, es decir, han sido liberados de su responsabilidad al frente del salón de clases y se dedican de tiempo completo a "representar" a los maestros; la segunda es que pertenecen a secciones del gremio que actúan en estados con gobernadores panistas.

Rara vez el sindicalismo magisterial ha disfrutado de buena fama. Este sexenio no ha sido la excepción. Durante las últimas dos semanas su nivel de perversión y desnaturalización ha quedado al desnudo. La disputa entre Gordillo y Madrazo por la conducción del PRI ha permitido mostrarlo de cuerpo entero. Las expresiones de descontento en Guanajuato y San Luis Potosí son muestras de ello.

La dirección del SNTE ha amenazado con usar su fuerza gremial para defender los intereses no de sus agremiados, sino de su jefa. Presionan no para mejorar las condiciones salariales o de trabajo de sus afiliados, sino para apuntalar la posición política de su líder. Al hacerlo hablan a nombre de todo el magisterio nacional y no sólo de los profesores priístas; usurpan su representación y su voluntad.

Los maestros de base pueden o no pertenecer al PRI, pero la dirección sindical no tiene derecho a hacer política dentro de ese partido ni a favor de él. Los trabajadores de la educación no escogen libremente ser parte del SNTE. Son afiliados obligatoriamente a sus filas, lo quieran o no, para poder laborar en la Secretaría de Educación Pública (SEP) o en las agencias educativas de los estados. El sindicato es una cárcel de la que no pueden escapar. Salvo unas cuantas excepciones, como las existentes en Veracruz, no pueden afiliarse a otro organismo gremial.

Su promoción laboral depende, con frecuencia, no de sus méritos académicos, sino de su compromiso con la mafia sindical. Directores de escuela e inspectores son personal sindicalizado. Ellos vigilan no únicamente la práctica profesional, sino también el comportamiento gremial. En los más altos puestos del sistema educativo nacional hay funcionarios que deben su posición a su lealtad con el sindicato. En su desempeño privilegian los compromisos políticos por sobre los criterios pedagógicos. Además, su poder ha rebasado el ámbito estrictamente educativo...