La jornada, 27 de septiembre de 2005
El pasado 12 de septiembre Hu Jintao, presidente de China, estuvo en México. Su presencia no sirvió para analizar y discutir a fondo el futuro de las relaciones entre ambas naciones, o las enseñanzas que la vertiginosa industrialización del coloso asiático puede ofrecer a nuestro país. En su lugar, la prensa destacó un incidente insignificante: durante 10 minutos el mandatario estuvo atrapado en un elevador del Senado de la República.
China ha desarrollado una audaz estrategia diplomática con varias naciones de América Latina. El vertiginoso crecimiento del dragón requiere grandes volúmenes de materias primas existentes en el área. El comercio de este país en la región durante 2000 fue de más de 12 mil 500 millones. El año pasado ascendió a 40 mil millones. El gigante oriental ha invertido en el sector productivo del continente casi mil 600 millones de dólares; si se suman las financieras, la cifra supera los 4 mil millones. Hu Jintao informó que su país destinará al área 100 mil millones de dólares en los próximos 10 años.
Muchas naciones del continente se han beneficiado del vuelco chino a la región. Han encontrado en él un contrapeso a la presencia de los capitales estadunidenses y europeos. El dragón asiático se ha convertido en el segundo mercado en importancia para las exportaciones latinoamericanas, después de Estados Unidos. Brasil, por ejemplo, cuadruplicó su comercio en los últimos años, exportando volúmenes de soya, cuya superficie de producción es similar al tamaño de Israel. El 71 por ciento de las ganancias de la mina estatal de cobre chilena Codelco se debieron a sus ventas a ese país. Venezuela estableció acuerdos bilaterales de cooperación para explotar gas y petróleo. Cuba se asociará a ese país para desarrollar las minas de níquel de la isla.
Pero el gobierno mexicano se resiste a construir una relación mutuamente provechosa con China. No son pocos quienes insisten en ver a esa nación como la causante de muchas de nuestras dificultades económicas, aunque la pérdida del dinamismo de nuestras exportaciones a Estados Unidos tiene que ver más con la disminución de nuestra capacidad competitiva. El racismo existente en nuestro país contra ese pueblo ha rebrotado en las últimas fechas. Expresiones de xenofobia pueden encontrase con facilidad tanto en puestos migratorios como en páginas de la web que buscan "denunciar" la piratería, tales como www.pincheschinos.blogspot.com.
Mientras que Chile, Brasil, Argentina, Perú, Venezuela y varios países caribeños han reconocido a la nación asiática su condición de economía de mercado, México se niega a hacerlo y utiliza el método de país subrogado. Nuestra nación fue la última que aceptó los acuerdos bilaterales requeridos para permitir su entrada a la Organización Mundial del Comercio (OMC)...