El oso y el tigre

La jornada, 11 de octubre de 2005

El próximo 9 de noviembre se cumplirán 16 años de la caída del Muro de Berlín. Desde entonces decenas de nuevos muros se han levantado en las naciones desarrolladas para evitar el paso de los migrantes provenientes de países pobres. En la era de la globalización neoliberal hay libertad para que los capitales y las mercancías atraviesen libremente las fronteras, pero no para que la fuerza de trabajo se desplace en busca de empleo.

Pero, a pesar de este designio, cada día miles de personas en todo el mundo emprenden un nuevo éxodo para hacer la vida. Sin papeles que justifiquen su traslado dejan familias, tierra y comunidad a cambio de la ilusión de un futuro mejor. Algunos logran burlar la vigilancia de guardias. Otros chocan irremediablemente contra los diques que protegen las fronteras nacionales de la invasión de los "nuevos bárbaros".

Apenas el pasado 6 de octubre seis subsaharianos fueron asesinados por la policía de Marruecos al intentar saltar junto a una multitud la doble valla fronteriza que separa este país de España. En total 14 migrantes africanos han muerto desde el 26 de agosto en su pretensión de internarse a territorio español. Cientos han resultado heridos. Muchos más han sido abandonados por autoridades marroquíes en el desierto sin agua ni alimentos.

Su historia es también la nuestra. En los últimos 11 años, cuando entró en funcionamiento la Operación Guardián, 3 mil 600 indocumentados mexicanos han muerto buscando llegar a Estados Unidos. Unos se han ahogado en ríos, otros han fallecido de sed y calor en el desierto. Muchos cadáveres ni siquiera alcanzan la dignidad de tener un nombre y son, apenas, una cifra más en la danza macabra de la contabilidad que da cuenta de las víctimas.

México, asegura el Banco Mundial en su Reporte mundial 2006: equidad y desarrollo -en el que, probablemente como un gesto de su modestia, no reconoce la enorme responsabilidad que tiene en la hazaña-, es la primera nación expulsora de mano obra en el mundo: 2 millones de personas en el quinquenio 1995-2000.

Luis Téllez, subsecretario de Agricultura de Carlos Salinas encargado de elaborar las políticas para desarraigar a la población, puede sentirse orgulloso. "La migración", decía, "es un fenómeno altamente deseable y es la condición indispensable para lograr la mejoría gradual de las condiciones de vida de la población en general." Lo más probable es que los familiares de quienes han muerto tratando de cruzar la frontera con Estados Unidos no piensen igual...