Venezuela, México y la nueva guerra fría

La jornada, 22 de noviembre de 2005

En la era de la Guerra contra el Terror, Venezuela es para Estados Unidos una filial deleje del mal. En la nueva geografía del poder diseñada por la Casa Blanca, Hugo Chávez se ha convertido en compañero de viaje de Irán, Siria y Corea del Norte.

De la misma manera en la que durante la guerra fríase inventó un enemigo a modo, Washington ha puesto manos a la obra para hacer del mandatario venezolano la encarnación de todos los males. La imagen difundida en los medios de comunicación no tiene matices. Chávez es, según el Imperio, dictador, populista, amenaza para América Latina y represor.

La administración de George W. Bush busca, por todos los medios, aislar internacionalmente a Venezuela. Y, como en la región cuenta tan sólo con el apoyo explícito de Colombia, ha echado mano del gobierno mexicano. Y en Los Pinos han aceptado gustosos la encomienda. El pasado 3 de septiembre, el presidente Fox recibió a Julio Borges, dirigente del partido opositor Primero Justicia. El dirigente del Partido Acción Nacional, Manuel Espino, aseguró que ese instituto político emprenderá "todas las acciones que sean necesarias" para debilitar al mandatario venezolano. Finalmente, vino la ofensiva del Ejecutivo mexicano en Mar del Plata y la exigencia de su secretario de Relaciones Exteriores de recibir una disculpa pública de Caracas.

Pero las acusaciones contra Chávez no resisten un análisis serio. Desde que en 1998 ganó la presidencia con más de 56 por ciento de los votos, ha triunfado en todos los comicios, incluido el refrendo de agosto de 2004 para definir su continuidad en el puesto, observado por el Centro Carter. Resistió un intento de golpe de Estado y un paro empresarial. En la pasada contienda obtuvo por sí solo 58 por ciento de los sufragios. La oposición conquistó sólo dos de las ocho gobernaciones que controlaba, 90 de las 211 alcaldías y menos de 20 por ciento de los concejales. Las encuestas señalan que el partido del presidente obtendrá las dos terceras partes de los escaños de la asamblea nacional en las próximas elecciones.

Curiosamente el último sondeo de Latinobarómetro, que evalúa los gobiernos y las elites latinoamericanas, arroja mucho mejores resultados para Hugo Chávez que para Vicente Fox. Mientras el gobierno y el presidente venezolano ocupan el tercer lugar en la aprobación y la confianza de sus ciudadanos, los mexicanos se ubican en el lugar 11. Venezuela es la segunda nación en la que sus habitantes tienen más confianza en que su gobierno gasta bien sus impuestos, en tanto México ocupa la posición número 11.

Nuestro país, en cambio, se ubica en un dudoso primer lugar en la obtención de privilegios por ser simpatizante del partido de gobierno, mientras Venezuela es el séptimo. Este último y Uruguay son los únicos países que en su mayoría consideran que la política no es tan complicada y se entiende. Según 76 por ciento de los venezolanos, su país es democrático; en cambio, sólo 51 por ciento de los mexicanos piensan eso. Venezuela es el segundo país en América Latina en el que sus ciudadanos están satisfechos con la democracia, pero México es apenas el 11...