El primer preso político del sexenio

La jornada, 26 de diciembre de 2006

Flavio Sosa, uno de los dirigentes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) más conocidos por la opinión pública, fue detenido el pasado 4 de diciembre en la ciudad de México. Acababa de salir de una conferencia de prensa en la que su organización ratificó su disposición a reanudar las negociaciones con la Secretaría de Gobernación un día después.

Su aprehensión fue escandalosamente difundida por los medios de comunicación electrónica. Fue presentada como si el gobierno federal hubiera dado un duro golpe a la delincuencia en el país. Flavio fue trasladado al penal federal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, en el estado de México, donde se encuentran asesinos, secuestradores y narcotraficantes.

Sosa fue acusado de varios delitos que no cometió: ataque a las vías de comunicación, robo específico, robo calificado con violencia, secuestro, daños por incendio, resistencia a las autoridades. Sin haber sido juzgado se presumió que es culpable y un individuo de alta peligrosidad. La verdad es que es un dirigente político y social. Las acusaciones que se le han hecho son parte de la pretensión del gobierno de Felipe Calderón de criminalizar la protesta social.

Flavio nunca fue "el dirigente único o principal" de la APPO. Fue, sí, uno de sus voceros más solicitados por los medios de comunicación. Su disposición para dar entrevistas, su facilidad de palabra, su conocimiento de la problemática local y su capacidad para explicar el movimiento lo convirtieron en un interlocutor natural de reporteros y comentaristas. Su organización, Nueva Izquierda de Oaxaca, es una más de las casi 350 asociaciones que fundaron el movimiento. El se ganó un lugar dentro de la lucha pero estuvo muy lejos de ser el jefe máximo de las protestas.

A pesar de la pretensión de mostrarlo como un facineroso de cuidado, Sosa no es un radical. No es un líder que coma lumbre. Conoce el valor del diálogo y del trato político con el poder. Se deslindó permanentemente de las organizaciones armadas y enfrentó personalmente a los jóvenes radicalizados. Es, por el contrario, una de las figuras más proclives a la negociación dentro del movimiento...