La Jornada, 23 de junio de 2009
Quienes desde la izquierda rechazan el voto nulo insisten en que favorece a la derecha. Aunque algunos reconocen que los partidos de izquierda registrados y sus candidatos tienen grandes limitaciones, señalan que hay que votar por lo menos malo.
El problema es que desde hace muchos años los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y también del Partido del Trabajo (PT), se comportan ante temas centrales de la misma manera en que lo hacen el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN). No ha sucedido así siempre ni en todos los asuntos, pero sí en varios temas medulares.
Lo han hecho no por descuido o ignorancia, sino como resultado de un cálculo político. Han aprobado leyes nefastas, a pesar de reiteradas advertencias de ciudadanos, grupos sociales y especialistas. Como no tienen que rendir cuentas a nadie, salvo a sus propios partidos o a sus patrocinadores, ignoran la opinión de sus votantes. Actúan con absoluta autonomía. Son incapaces de escuchar a la sociedad. Dan por descontada la fidelidad de sus simpatizantes a la hora de ir a las urnas.
Doy tres ejemplos, entre otros muchos, de este comportamiento: la reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas; la ley Monsanto, y la reciente modificación al artículo tercero constitucional. No incluyo su aval a otras normas, como la famosa ley Televisa o el Seguro Popular.
La lucha por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas, protagonizada entre enero de 1994 y mayo de 2001, fue una de las más importantes movilizaciones populares conducidas por la izquierda en muchos años. Centenares de miles de personas tomaron las calles exigiendo la solución de las reivindicaciones de los pueblos indios. Esas jornadas de lucha modificaron la correlación de fuerzas en el país y permitieron obtener un triunfo cultural de primera magnitud: la reivindicación del mundo indio de inclusión en la sociedad nacional con respeto a su diferencia se convirtió en exigencia de un lugar para todos los excluidos.
Ajenos a esta movilización social, incapaces de capitalizarla en su favor, los senadores del PRD entablaron con Acción Nacional y el Revolucionario Institucional una negociación “en frío”, subordinada a las reglas de las fracciones mayoritarias en la Cámara. Pusieron por delante el futuro de su grupo a los intereses de los pueblos indios. Al frente de ellos se encontraba Jesús Ortega...