La Jornada, 17 de agosto de 2010
El profesor Proceso Díaz Ruiz nació en Molango, Hidalgo, el 3 de septiembre de 1951. Y, por haber venido al mundo en la Huasteca y ser maestro de educación pública, desde que tiene uso de razón se ha topado con cacicazgos. En su pueblo y en su región, con el de los Austria. En su estado, con el de Manuel Sánchez Vite y sus sucesores. En el sindicato de maestros con el de Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo.
Como muchas otras familias en la región, la del profesor Díaz Ruiz creció bajo la sombra del cacicazgo de los Austria. Los patriarcas de la dinastía, el coronel Honorato Austria y Francisco Austria, conocido como Francisco el Grande, eran señores de horca y cuchillo, dueños de tierras y vidas en Tepehuacán y sus alrededores. Proceso creció con el relato paterno de cómo, perseguido por los caciques, su abuelo tuvo que huir del pueblo.
Después de estudiar la secundaria en la escuela por cooperación Héroes de México, en Pachuca, Proceso ingresó primero en la normal rural del Mexe –que el gobierno decidió cerrar en 2008– y después en la Normal Superior de México, tomada por el cuerpo de granaderos en 1983. Entró al Mexe con la decisión de aguantar. Las condiciones eran muy difíciles y no era fácil estar en un internado de ese tipo. Pocos muchachos resistían estar allí. Pero él lo hizo. En la escuela tenía comida, alojamiento y un poco de dinero para algunos gastos.
Entró a la normal rural en 1968, dos meses después de la fecha establecida para el inicio a clases, debido a que la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) se fue a la huelga. Él no participaba mucho en política pero el Mexe fue fundamental para su formación. “Fue una preparación muy positiva –dice–: aprendí lo que no había sabido nunca. Había buenos catedráticos. Te metían la cuestión de la misión que debe tener el maestro en las comunidades. Sabíamos que salir de allí no era para ir a hacerse rico o buscar puestos, sino para estar en las peleas de las comunidades, del pueblo. Porque nosotros provenimos de ahí. Adquiríamos una ideología a favor de la lucha de liberación. Aparte de las clases, yo leía mucho. Me metía a la biblioteca y buscaba los libros más adecuados.”
Al terminar sus estudios, en 1971, regresó a trabajar a Tepehuacán. Inspirado en la necesidad de luchar por la liberación comenzó a organizar el descontento popular. Al llegar se encontró con una situación familiar complicada. El hijo del cacique, Francisco Austria Cabrera, había golpeado y maltratado al hermano de Proceso porque éste se había enamorado de su hermana. El papá de Proceso guardó mucho coraje. La situación se tornó muy amenazante. Ya no podíamos andar en la calle. Teníamos que andar armados, cuenta el maestro...