John Ross: el periodista participativo

La Jornada, 11 de enero de 2011

Distanciado delos glifos sin sangre que pasan por las páginas de Internet, con un cáncer que devora su hígado, el periodista John Ross, decano de los corresponsales extranjeros en México, se retiró a la comunidad de Santiago Tzipijo, Michoacán, a pasar los últimos días de su vida.

Hace medio siglo llegó por primera vez a este país, en papel de beatnik, siguiendo la ruta de Burroughs, Kerouac y Ginsberg. Vivió en Santa Cruz Teraco, muy cerca del lago de Pátzcuaro, donde cultivó un jardín, construyó una casa y se dispuso a escribir la gran novela estadunidense.

Reportero freelance, cronista, poeta, activista en favor de causas perdidas, John escribió, utilizando como pretexto un ensayo sobre el fin de la prensa escrita, un diagnóstico sobre el origen de su mal: las toxinas que sudan las tintas químicas y la pulpa durante toda una vida de lectura y escritura para los periódicos pueden haber contribuido al tumor que ahora pesa sobre mi hígado.

Remató con una amarga reflexión sobre la relación existente entre periodismo y enfermedad hepática. “Los periódicos –dijo– provocan cáncer de hígado. Los reporteros están interminablemente incrustados en la barra de las cantinas de mala vida cercanas a los periódicos donde laboran, ahogando los resentimientos provocados por los editores que acaban de destripar sus maravillosas ‘exclusivas’, bebiendo en exceso alcohol que genera cirrosis.”

John Ross nació en el barrio de Greenwich Village, en Nueva York, en 1938. El jazz, el impresionismo abstracto, la política radical y la poesía beat lo marcaron para toda la vida. Seis años después de llegar a México regresó a Estados Unidos y se opuso a la guerra de Vietnam. Fue el primer objetor de conciencia arrestado por negarse al reclutamiento militar obligatorio. En San Francisco se presentó ante un juez, cantó Masters of the war, de Bob Dylan, recitó a Bertolt Brecht y se fue a la cárcel por dos años.

Simultáneamente autor y personaje de una vida de novela, Ross ha escrito 10 libros y ocho poemarios. En México ha colaborado con La Jornada. Irreverente e incisivo, de prosa directa y rápida, ácido e irónico, contador de historias eficaz, escritor de convicción y compromiso, se definió a sí mismo como periodista participativo. “Se trata –afirmó– de un periodista diciendo que hay momentos en que no sólo puede ser reportero y asumir su responsabilidad.” Está en el lugar donde los hechos ocurren. No pretende ser neutral. Toma siempre partido. Sus lectores saben siempre desde donde escribe. Acostumbrado a nadar contra la corriente advirtió en Murdered by capitalism: a memoir of 150 years of life and death on the american left: ¿Saben qué tan deprimente es estar siempre del lado de los perdedores?...