La Jornada, 01 de febrero de 2011
Patrocinio González Garrido gobernó Chiapas entre diciembre de 1988 y enero de 1993. Defensor de caciques y latifundistas, de vocación autoritaria y racista, chocó sistemáticamente con Samuel Ruiz. Le resultaba inadmisible que el pastor defendiera a los pobres y a los indígenas. Les devuelvo a los indios sus tierras cuando usted les regrese su religión, le replicó al obispo en tono sarcástico en una ocasión, ante sus demandas de justicia.
Curiosa ironía. Mientras los políticos tradicionales como González Garrido le recriminaron a Samuel Ruiz que utilizara su investidura para defender a los pueblos originarios, los sectores más tradicionalistas de la Iglesia católica lo acusaron de no ser suficientemente ortodoxo en cuestiones religiosas.
La posición del obispo, sin embargo, fue siempre muy clara. En su carta pastoral En esta hora de gracia, de octubre de 1993, señaló quela esquizofrenia religiosa que vive el indígena desde la guerra de Conquista no desaparecerá, sino hasta cuando se viva una tal inculturación del evangelio, que dé sus frutos en sus propios ministros, en la reflexión de su fe con sus propios medios culturales, en la celebración de los sacramentos manifestados con sus propias expresiones étnicas.
El obispo Felipe Arizmendi hizo un recuento de la labor de su antecesor en este terreno. En la homilía en la misa exequial de don Samuel, resaltó como parte de su legado: la promoción integral de los indígenas, para que sean sujetos en la Iglesia y en la sociedad. La opción preferencial por los pobres y la liberación de los oprimidos. La libertad para denunciar las injusticias ante cualquier poder arbitrario. La defensa de los derechos humanos. La inserción pastoral en la realidad social y en la historia. La inculturación de la Iglesia, promoviendo lo indicado por el Concilio Vaticano II, que haya iglesias autóctonas, encarnadas en las diferentes culturas, indígenas y mestizas. La promoción de la dignidad de la mujer y de su corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad. Una Iglesia abierta al mundo y servidora del pueblo. El ecumenismo con toda religión. La teología india, como búsqueda de la presencia de Dios en las culturas originarias. El diaconado permanente, con un proceso específico entre los indígenas. La reconciliación en las comunidades. La unidad en la diversidad...