La Jornada, 03 de mayo de 2011
Este 8 de mayo tomará las calles un vigoroso y naciente movimiento ciudadano contra la violencia y la militarización del país. Convocadas por el poeta Javier Sicilia, miles de personas darán vida a un movimiento inédito, genuino y vigoroso de rechazo explícito a la inseguridad pública, la impunidad y la fracasada guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón.
La marcha de este 8 de mayo no tiene nada que ver con realizada en junio de 2004. La movilización de 2004 fue promovida por los grandes medios de comunicación electrónicos y por algunos periódicos. En nombre de la seguridad se convirtió, en los hechos, en una iniciativa para construir un polo social contra Andrés Manuel López Obrador. A las protestas le siguió el desafuero del jefe de Gobierno de la ciudad de México.
Las figuras visibles de la jornada de lucha de aquel entonces fueron personajes de la iniciativa privada víctimas de la inseguridad. Más allá de su legítimo dolor, muy pronto se convirtieron en interlocutores del gobierno federal en asuntos relacionados con la inseguridad pública. Con rapidez, su visión del mundo y su red de intereses terminaron convirtiéndolos en piezas funcionales de la estrategia gubernamental de turno.
El ¡Estamos hasta la madre! de Javier Sicilia camina en otra dirección. Sin ambigüedad, cuestiona simultáneamente a los criminales y al gobierno. Apela a la indignación, no para cabildear con el poder, sino para movilizar a la sociedad. No cuenta con el padrinazgo de los grandes medios de comunicación electrónicos. Es la expresión más acabada del hartazgo ciudadano ante la violencia criminal y la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón.
Como un río que a su paso se nutre de diversos afluentes, su ¡ya basta! confluye y retoma la trayectoria seguida en los últimos años por las kaminatas contra la muerte en Ciudad Juárez y Chihuahua; las protestas de los padres de familia de las víctimas de la guardería ABC en Sonora; la campaña No más sangre; la acción de los seguidores de Benjamín Le Baron –la figura carismática de la comunidad mormona, asesinado en Chihuahua– y las movilizaciones del sacerdote Alejandro Solalinde en favor de inmigrantes indocumentados.
Las kaminatas contra la muerte son acciones simultáneas que se realizan en Ciudad Juárez y en Chihuahua cada viernes por la tarde. Llaman a la organización y protestan contra la militarización. No están ni con los grupos de narcotraficantes ni con el Estado. Tan sólo hasta el pasado 12 de febrero se habían efectuado 30 de ellas. Apenas el 29 de octubre, la Policía Federal reprimió en Juárez una de esas manifestaciones y le disparó por la espalda al estudiante Darío Álvarez Orrantes...