La Jornada, 30 de agosto de 2011
Finales de 1995 y comienzos de 1996. En el tramo carretero que une la ciudad de San Cristóbal de las Casas con el municipio de San Andrés, se colocaban varias mujeres en los días en que se realizaban los Diálogos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena. Cada mañana, la comisión de la gobernación que participaba en las negociaciones con los zapatistas pasaba por allí y se topaba con ellas. Cuando el convoy oficial se acercaba, el grupo desplegaba una manta en la que se acusaba al gobierno federal de asesino. Allí, con las manifestantes, se encontraba, invariablemente, Carlota Ángela Botey Estape.
Así se las gastaba ella. Cuando en 1994 Carlos Salinas de Gortari brindó su último informe presidencial, Carlota, en ese entonces diputada de representación proporcional por la quinta circunscripción del Partido de la Revolución Democrática (PRD), gritó insistentemente al Presidente, junto con un grupo de mujeres, mentiroso y asesino. Previamente, con tres legisladores más, sin romper con su partido, ella se había declarado diputada convencionista, como muestra de su solidaridad, compromiso y participación en la Convención Nacional Democrática, convocada y organizada por el EZLN.
Carlota Botey llegó a las filas del PRD después de años de militancia cenecista. Nació en la ciudad de México el 8 de febrero de 1943, en el seno de una familia de exilados españoles. Estudió antropología y se acercó a las que serían sus grandes pasiones a lo largo de su vida: la sociedad rural, el mundo campesino y las mujeres del campo.
Cercana durante años a Beatriz Paredes, fue simultáneamente estudiosa y funcionaria honesta de las instituciones gubernamentales de la reforma agraria. Fue directora de Planeación y del Programa Nacional de Mano de Obra Migratoria de la Secretaría de la Reforma Agraria (1971-1976). Fue representante de la Secretaría de la Reforma Agraria en la Comisión Intersecretarial para el Estudio de los Problemas derivados de la Corriente Migratoria a Estados Unidos y autora de estudios pioneros sobre jornaleros agrícolas migratorios.
Años después, ya en la oposición, acompañó la lucha de diversos grupos de braceros. Entre 1979 y 1981 dirigió el Programa de Organización de Productores en el estado de Tlaxcala. De 1982 a 1985 fue directora general de Promoción Agraria de la SRA.
Distanciada del cenecismo, pero sin romper abiertamente con éste, fue directora general del Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México entre 1985 y 1992. Desde allí impulsó una formidable labor editorial en la que produjo más de 80 libros sobre la historia agraria de México, en los que participaron investigadores que militaban abiertamente en las filas de la oposición de izquierda...