La jornada, 08 de enero de 2002
El lamentable papel de los senadores del PRD en torno a las reformas constitucionales sobre derechos y cultura indígenas desacreditó a ese instituto político. Ante hechos como el 11 de septiembre prácticamente enmudecieron y fueron incapaces de ofrecer a la sociedad mexicana una visión alternativa de lo que sucedía.
Si la izquierda mexicana es un conglomerado de fuerzas que va más allá de sus expresiones partidarias y si sus avances se miden no sólo en votos sino en su capacidad de convocatoria e influencia en la sociedad, entonces 2001 no fue un mal año para ella.
Vivió doce meses de resultados nada despreciables. La caravana de la dignidad indígena; el debate público sobre los desaparecidos de la guerra sucia y el reconocimiento oficial de que la versión ofrecida por la izquierda era verdad; la difusión del pensamiento crítico ante los acontecimientos del 11 de septiembre; el fracaso de los promotores del voto útil en ganar influencia para una plataforma "progresista" dentro de la administración de Vicente Fox; el freno a la privatización eléctrica, y el no cobro del IVA a medicinas y alimentos fueron triunfos muy importantes de esta corriente política.
Sin embargo, si se analiza lo sucedido en el año desde la óptica de sus partidos no puede decirse lo mismo. Estos sufrieron una severa disminución de su influencia electoral, apenas paliada por el triunfo cardenista en Michoacán, y vieron impotentes la recuperación del PRI en estados como Chiapas y Zacatecas. Sus continuas pugnas internas, ventiladas en la opinión pública sin decoro alguno, han fomentado la imagen de que se trata de una fuerza integrada por dirigentes que no se diferencian de los políticos tradicionales. El lamentable papel de los senadores del PRD en torno a las reformas constitucionales sobre derechos y cultura indígenas desacreditó a ese instituto político. Ante hechos como el 11 de septiembre prácticamente enmudecieron y fueron incapaces de ofrecer a la sociedad mexicana una visión alternativa de lo que sucedía.
Su acción parlamentaria, empero, hizo posible impedir el cobro del IVA a medicinas y alimentos y frenar -al menos temporalmente-la privatización eléctrica. Estos dos hechos se apoyaron en una significativa presión de la opinión pública en la que los institutos políticos participaron muy marginalmente.
Así es que, más que en el terreno partidario, los avances de la izquierda durante 2001 se ubicaron, sobre todo, en el ámbito cultural y de resistencia. Sus propuestas ganaron legitimidad y se convirtieron en fuerza social. Su versión sobre la realidad ganó espacios y credibilidad...