La Jornada, 16 de octubre de 2012
La salida de Andrés Manuel López Obrador de las filas del sol azteca y la inminente conversión de Morena en partido político han sacudido las aguas de la izquierda electoral en México.
López Obrador alcanzó en los comicios presidenciales de 2012 la votación absoluta más alta que haya obtenido jamás la izquierda: 15 millones 896 mil 999 sufragios, equivalentes a 31.59 por ciento. La cifra supera en casi 2 millones 400 mil votos a los obtenidos por los diputados de mayoría relativa del Movimiento Progresista. El candidato es mucho más popular que los partidos que lo postularon.
Sin embargo, la indudable capacidad de convocatoria y movilización del tabasqueño no tuvo un instrumento organizativo eficaz el día de las elecciones. Su estructura electoral resultó ineficaz. Los millones de afiliados formalmente a Morena no cuidaron las casillas. A pesar de que el Movimiento Progresista aseguró que tendría representantes en 95 por ciento de los centros de votación, en el mejor de los casos cubrieron apenas los alcanzados en los comicios de 2006.
La decisión del ex candidato presidencial afecta al conjunto de las fuerzas progresistas del país, pero de manera muy especial a Izquierda Democrática Nacional (IDN), conducida por los profesores, ex sindicalistas y líderes de damnificados urbanos, René Bejarano y Dolores Padierna, principal beneficiaria electoral del despliegue del lopezobradorismo dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Bejarano remontó el enorme desprestigio que le provocó la difusión en la televisión del video en el que el empresario argentino Carlos Ahumada le entregaba fajos de billetes. Absuelto del delito de lavado de dinero formó en noviembre de 2008 el Movimiento Nacional por la Esperanza. A su manera, se mantuvo fiel a López Obrador, pagando un alto costo personal por ello. No fue en vano. Su corriente capitalizó el descontento con Nueva Izquierda y se presentó como el instrumento para que, quienes simpatizaban con el tabasqueño, hicieran política dentro del sol azteca.
En sentido estricto, el PRD no es un partido político sino un frente electoral de varias corrientes. La verdadera disciplina y lealtad de sus militantes es con la tribu a laque pertenecen y con la que pueden llegar a ocupar un cargo político, no con las siglas del instituto político. Los militantes provenientes de las filas de IDN que ocupan puestos de representación popular o tienen trabajo gracias a la fracción, deben cotizar religiosamente a la corriente y no al partido. Le llaman el diezmo. Los recursos económicos que manejan son significativos...