La Jornada, 05 de febrero de 2013
Como si fuera un papá regañón que advierte a sus hijos sobre su conducta, o un director escolar que previene a los profesores de una escuela sobre las consecuencias de sus actos, Rogelio Franco Castán, legislador local del PRD, hizo notar que los buenos maestros no deben sentirse preocupados por las modificaciones constitucionales, ya que su trabajo será bien remunerado y reconocido por la sociedad. Durante el pleno del Congreso de Veracruz, en que se aprobó la minuta de reforma constitucional, señaló, además, que los cambios eran impostergables.
Sin decirlo expresamente, dejándolo implícito, el diputado estableció una clara diferencia entre los buenos maestros y los que no lo son. Y sus palabras para estos últimos fueron, muy claramente, una amenaza que expresa con claridad el sentido profundo de la reforma educativa aprobada. Si los buenos docentes no deben temer, que se cuiden los malos... Ellos sí deben tener miedo con los cambios aprobados a la Constitución...
Quiénes son los buenos maestros es algo que Franco Castán no precisó. Pero sus palabras dejan en claro que lo que la reforma educativa pretende hacer es poner una espada de Damocles sobre la cabeza del magisterio desobediente, para que pueda ser convenientemente controlado por las autoridades educativas.
Como señaló en La Jornada la profesora-investigadora de la UPN Etelvina Sandoval, esto que se llama reforma educativa no es más que un cambio político-administrativo pensado en el control y en la ejecución de sanciones, bajo la idea creada desde antaño de que la escuela pública no funciona, los niños no aprenden y los maestros no trabajan. Una reforma que no refleja interés por la educación, y que no tiene muchas posibilidades de ser exitosa puesto que los docentes no se han apropiado de su proyecto.
En la exposición de motivos de la iniciativa de reforma se señala que la modificación busca establecer a escala nacional las bases para la creación de un servicio profesional docente que esté integrado por concursos de ingreso para los docentes y para la promoción a cargos con funciones de dirección y de supervisión en la educación básica y media que imparta el Estado. En este sentido, la reforma regula el ingreso, la promoción y la permanencia en el servicio de los maestros.
Esto implica que la nueva norma cambia el régimen laboral al que el magisterio ha estado adscrito. No lo dice explícitamente, pero lo hace. En los hechos, los traslada a un régimen especial del artículo 3º constitucional en el que el gobierno asume el control unilateral de las relaciones laborales. Con ello se hacen a un lado al sindicato, las condiciones generales de trabajo, el reglamento de escalafón; se anula el principio de bilateralidad y se cancela el derecho de inamovilidad de los trabajadores de la educación...