Autodefensas michoacanas: listos para morir 

La Jornada, 18 de marzo de 2014

Dejaron de ser héroes para convertirse en delincuentes. Ya no son más los valientes justicieros que combaten a Los caballeros templarios, sino meros criminales. En cuestión de días, la imagen de los líderes de las autodefensas michoacanas mutó drásticamente. Aunque ellos son y hacen lo mismo que han sido y que han hecho desde que se levantaron en armas, en los últimos días su imagen pública se deterioró aceleradamente.

Hace unos meses se presentaba a los dirigentes de los grupos civiles armados como hombres de trabajo, genuinos agricultores y profesionistas rurales indignados por los interminables abusos de los templarios, que les chupaban el fruto de su trabajo y tomaban a sus mujeres a la mala. Hoy, en cambio, se les exhibe como criminales con historiales delictivos de consideración: narcotraficantes, asesinos, extorsionadores y lavadores de dinero.

La historia comenzó en enero de este año, cuando se filtró a la prensa el expediente de José Manuel Mireles, en aquel entonces la voz pública más articulada de los guardias civiles. El médico ya era figura pública y de vez en cuando hacía declaraciones incómodas para el gobierno. Se supo entonces que el vocero fue detenido en noviembre de 1988 por posesión de 86 kilos de mariguana y estuvo preso tres años y ocho meses. Sin embargo, casi no se divulgó que su proceso tuvo varias anomalías legales.

El siguiente objetivo en la mira fue Juan José Farías, El Abuelo, una de las más importantes figuras de las autodefensas de Tepalcatepec. Se le identificó como antiguo integrante del cártel del Milenio, preso en dos ocasiones (1988 y 2009) por portar arma de fuego y posesión de hachís.

El más reciente paso en esta estrategia de demolición del liderazgo de las autodefensas es el arresto de Hipólito Mora. El dirigente del grupo de Buenavista Tomatlán fue apresado por su presunta participación en el asesinato de dos comunitarios. Días después, se publicó que tiene antecedentes penales en Estados Unidos por traficar con droga.

La información sobre el pasado criminal de algunos de los líderes de las autodefensas, que los convierte de ángeles en diablos, es sólida. Eso fueron. La duda es por qué esos expedientes se divulgan hasta ahora. Dos hechos políticos relevantes dan luz sobre esta interrogante.

El primero es la sórdida pugna entre el comisionado federal Alfredo Castillo y el gobierno de Michoacán. Aunque de dientes afuera todo es armonía entre ellos, en los hechos hay un soterrado pleito. No parece ser casualidad que la difusión del expediente de El Abuelo coincida con el encuentro que éste sostuvo el 5 de febrero con el comisionado, incidente que dejó muy mal parado al encargado presidencial de solucionar el conflicto...