Chiapas: la Cioac-H y sus paramilitares

La Jornada, 20 de mayo de 2014

No esperó mucho para actuar. El 14 de febrero de este año, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica (Cioac-H) anunció en Chiapas la formación de grupos de autodefensa. El 2 de mayo, sus integrantes asesinaron con arma de fuego y machetes al maestro José Luis Solís López, zapatista de la comunidad La Realidad, e hirieron a 15 rebeldes más.

En febrero, los cioaquistas informaron públicamente su acuerdo de armar sus autodefensas. Dijeron que lo hacían para garantizar la seguridad e integridad de su organización y sus dirigentes. “Queremos –señalaron– que se cree un clima de defensión.” Lo hicieron por boca de José Dolores López Barrios, su secretario de organización nacional. Lo divulgaron en su boletín con el nombre de Declaración de la C Región III Fronteriza.

El 2 de mayo, apenas dos meses y medio después de hacer pública su decisión, la banda de los Luises (como se conoce a los cioaquistas por los nombres de pila de sus dirigentes) emboscó a José Luis y a sus compañeros. Sus miembros en La Realidad dispararon contra él una bala calibre 22 en la pierna derecha y otra en el pecho, le propinaron un machetazo en la boca, garrotazos en la espalda y lo remataron con un tiro de gracia atrás de la cabeza. No fue sólo salvajismo. El crimen colectivo fue la forma en que los paramilitares sellaron un pacto de impunidad.

Diecisiete años después de la masacre de Acteal, la historia se repite ahora en La Realidad. Al igual que se hizo entonces, el asesinato de José Luis Solís quiere ser explicado como el producto de un conflicto comunitario originado por la explotación y aprovechamiento de una mina de arena. Según la Cioac, el problema se inició cuando los zapatistas extrajeron sin autorización material de construcción y dejaron abandonada una camioneta.

Lo cierto es que el homicidio del zapatista Galeano (como lo nombran sus compañeros) fue una agresión alevosa y premeditada, planeada, orquestada con lógica militar, y ejecutada con sevicia. Estuvo antecedida por la destrucción de una escuela y una clínica, y el robo de una camión. Fue una emboscada, una turbamulta paramilitar.

En el homicidio participaron militantes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y del Partido Acción Nacional (PAN), herencia de la labor contrainsurgente de Luis H. Álvarez en la región...