
El Cotidiano 40, 1991, marzo-abril
A pesar de sus desgarres, el naciente Partido del Trabajo es una fuerza social arraigada en algunas regiones, con planteamientos políticos que han permeado significativamente diversas esferas de la sociedad, llegando hasta los más altos niveles de la administración pública. En sentido estricto no es un partido nacional pues carece de implantación, programa y estructura. Puede llegar, sin embargo, a ocupar un papel significativo si abre sus candidaturas a un abanico amplio de fuerzas políticas.
Un nacimiento tortuoso
El 11 de diciembre de 1990 la Comisión Política del Partido del Trabajo (PT) dirigió al Presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral un documento en el que solicitó el registro condicionado para su partido. Después de un poco más de dos meses, en medio de una amarga disputa, el nuevo partido obtuvo el permiso legal para participar nacionalmente en las elecciones federales de 1991. De inmediato se levantaron diversas voces de personalidades políticas condenando el hecho. El presidente del PAN calificó a sus dirigentes de "mercaderes de la política". Luís Javier Garrido señaló que se trataba de un partido paraestatal y que "los dos núcleos principales que le dan sustento -CDP de Durango y el CDP de Chihuahuense han caracterizado por haber sido activos colaboradores del PRI en fraudes contra la ciudadanía". Desde la columna Clase Política, Ricardo Alemán señaló que el otorgamiento del registro era prácticamente un obsequio gubernamental pues el PT como tal no cuenta con dos años de vida...