Muy jóvenes para morir

La Jornada, 22 de abril de 2008

Temprano llegó la noche para Felícitas Martínez y Teresa Bautista. Tenían tan sólo 21 y 24 años cuando la muerte las alcanzó el pasado 7 de abril. Un grupo de hombres armados quiso detener el vehículo en el que se transportaban de regreso al municipio popular de San Juan Copala, Oaxaca. Ellas viajaban en el asiento trasero. Los asesinos les dispararon balas de muerte. Fallecieron instantáneamente.

Felícitas Martínez y Teresa Bautista eran, desde enero de este año, locutoras y reporteras incansables de la radio comunitaria de Copala La voz que rompe el silencio, que transmite en el 94.9 de la frecuencia modulada. Habían sido reiteradamente amenazadas junto a otros compañeros suyos. Por teléfono les decían: “sabes qué, güey, te caemos al rato... tu radio ya va a salir”.

Para enfrentar las amenazas, ataviadas con huipiles adornados con franjas anchas horizontales y paralelas de color rojo intenso, las muchachas grabaron un espot con música de fondo. “Algunas personas piensan que somos muy jóvenes para saber... deberían saber que somos muy jóvenes para morir”, decían en él.

Después del crimen, según Albino Ortiz, coordinador de la radio, “el gobierno del estado mandó amenazar a las familias de las locutoras para quedarse calladas ante los organismos nacionales e internacionales a cambio de dinero o de su vida...”

Los triquis, pueblo de viudas y huérfanos por la violencia política y agraria, de mujeres solas debido a la migración de sus hombres, se convirtió, también, en una comunidad donde se guarda luto por las difuntas. En una guerra no declarada, las mujeres son no sólo víctimas de violaciones y maltratos, sino, además, blanco de los pistoleros.

Muerto sobre muerto, emboscada tras emboscada, la violencia en la triqui tiene una historia de largo aliento y otra de corto plazo. Desde 1948 han sido asesinadas más de mil personas. A partir de la década de los 70 han sido ejecutados más de 350 opositores al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la zona.

Triqui es una derivación lingüística de driqui, que significa padre superior. Ellos se nombran tinujei, que en su lengua significa hermano mío. Casi 80 por ciento de los 30 mil 
integrantes de este pueblo hablan alguna variante de su lengua. Los de mayor edad son casi completamente monolingües...