La Jornada, 20 de noviembre de 2018
No está aún claro cuándo fue que el viento frío y seco del noroeste, el que trae la locura, le pegó a Paco Ignacio Taibo II, pero de que lo tocó, lo tocó. Su creatividad, la originalidad y vitalidad de su obra, su talento más allá de lo innato así lo muestran y, como bien sabe la ciencia, todos estos atributos caminan de la mano de la locura.
¿Acaso fue en algún paseo en el puerto de El Musel de su natal Gijón? ¿O en 1958, durante los 28 días de travesía en barco rumbo a México, a sus nueve años de edad, después de dejar atrás para siempre amigos y juguetes? ¿O en algún recreo en la primaria de la colonia San Rafael, en la secundaria 4, en la Preparatoria 1 del Distrito Federal o en Ciencias Políticas de la UNAM, escuelas en que estudió?
Haiga sido como haiga sido, esa excentricidad creativa e irreverente lo ha acompañado a lo largo de su vida y lo ha empujado a escribir más de 80 libros (el más reciente de los cuales, Patria, vendió más de 100 mil ejemplares), publicados en 28 países y traducidos, entre muchas lenguas más, al griego, ruso, japonés, búlgaro, turco y polaco. O a organizar la Semana Negra de Gijón a lo largo de 25 años. O a editar y distribuir gratuitamente medio millón de libros con la Brigada para Leer en Libertad y fomentar el debate sobre la historia nacional como nadie lo ha hecho en este país.
La suya es una clase de compulsión a la repetición que lo arrastra a no tolerar el racismo y el capitalismo salvaje, y que le ha valido, con especial satisfacción de su parte, la acusación de extremista e intolerante. A estas alturas –dijo al periodista cubano Iroel Sánchez– la medida de un hombre no son sus amigos, son sus enemigos, y yo tengo los enemigos que me gusta tener.
Ese espíritu contestatario está en su ADN. Por su sangre corre la simiente de la rebeldía. Su papá, escritor y periodista como él, vivió un primer exilio en Bélgica, en 1934, al que tuvo que partir como secuela del levantamiento minero de ese año. Su abuelo paterno, Benito, fue dirigente del Partido Socialista, y combatió en esa insurrección. Su tío abuelo materno fue director del diario socialista Avance.
Paco Ignacio era un niño cuando emigró de Asturias hacia México con sus padres, Paco Ignacio y Maricarmen, en un viaje para siempre, con el que se libraron de la intolerancia y el autoritarismo franquista. Ahora es mexicano por adopción. Y vaya que batalló para serlo legalmente. En la década de los 70 solicitó infructuosamente en dos ocasiones la nacionalidad, pero, debido a su historial subversivo, se la negaron. Finalmente la obtuvo en 1982.
Escribió Paul Nizan que un hombre se recomienza por una mujer o por la Revolución...