Chiapas, núm. 9, 2000
Nos reservamos el derecho de maravillarnos ante las manifestaciones y significados del color, de admirar en lo posible revelar los secretos del color.
Goethe
El zapatismo como color
Al observar fijamente, durante medio minuto, un círculo rojo con un punto negro dibujado en el centro, y correr la vista a un círculo blanco, los ojos normales ven, de pronto, verde o verde-azul en vez de blanco. Este fenómeno se conoce como persistencia de la imagen o contraste simultáneo. Muestra que los colores se perciben de manera diferente a como son.
La percepción visual del color engaña continuamente. Evoca innumerables lecturas. Es relativa e inestable. Nunca se le ve tal cual es. Más allá de su longitud de onda o de la disección de sus pigmentos, su apreciación varía dependiendo de la interacción e interdependencia de un color con otro. Un mismo color puede desempeñar papeles diferentes. Dos colores distintos pueden parecer semejantes.
A pesar de la rica variedad de colores, su nomenclatura es pobre. Las palabras para designarlos son escasas. Nuestro vocabulario distingue apenas una treintena de ellos.
Nacido a la luz pública en enero de 1994 pero gestado en las oscuridades de selvas y montañas del sureste mexicano, el EZLN vive hoy los efectos de su colorido, y de manera destacada, la persistencia de su imagen o contraste simultáneo. Padece, además, la escasez de conceptos para explicar su complejidad. Lo que el zapatismo dijo sobre sí mismo en los primeros meses de su "presentación en sociedad", lo que los medios de comunicación difundieron sobre él y lo que sus detractores argumentaron en su contra pervive hoy como la imagen dominante en la opinión pública. En lugar de ver el blanco del círculo rebelde, lo que permanece es el recuerdo del verde o del verde-azul.