A propósito de El Cotidiano: análisis de la coyuntura y cultura política

A propósito de El Cotidiano: análisis de la coyuntura y cultura política

El Cotidiano 81, enero-febrero, 1997, pp 4-7

Si algo puede decirse de la revista es que es cierto lo que dice de si misma: "Es un proyecto universitario en el mejor de sus sentidos, pluralista, abierto a la crítica, por tanto, no sectario ( ... ) con la idea de que la referencia a lo real no se reduce a las investigaciones de largo plazo, ni al juicio periodístico, sino que es posible también referirse al presente en forma rigurosa". Un proyecto, es importante recalcarlo, al margen de una concepción de política como jugada.

Las jugadas

Si es válido afirmar que la política en lo general se construye en las coyunturas, más lo es en el caso mexicano. Para los políticos profesionales de nuestro país, su actividad transcurre acotada por los sexenios, y cada uno de estos se subdivide, a su vez, en "jugadas". El concepto está lejos de ser una definición ocurrente y define una filosofía completa. Si "jugada" es, según el diccionario "la acción de jugar", y jugar es, entre otras acepciones el "mover ciertas cosas", o el "arriesgar" la política como "jugada", es la construcción de iniciativas cuyo desenlace no es siempre conocido. Quien hace política se "la juega". Ello implica un conocimiento detallado de los tiempos políticos y de los actores principales y un manejo del proceso digno, como se decía antes, de relojería suiza.

Los ejemplos que dan cuenta de la visión de este quehacer concebido así son muchos. Uno sólo puede servir de ilustración de lo que trato de decir durante el pasado conflicto magisterial que paralizó las actividades educativas en varios estados del país, una última marcha organizada por la disidencia democrática del gremio como acción previa al levantamiento del paro fue reprimida por la policía capitalina con particular salvajismo. La represión tuvo diversas implicaciones el movimiento que estaba a punto de levantarse se dinamizó y radicalizó. El Jefe de la Policía Capitalina leal al Regente que en ese momento se encontraba fuera de país fue removido y sustituido por un militar que no pertenecía al grupo de Espinosa, Villareal con ello perdió las posibilidades de perfilarse en la sucesión presidencial. El titular de la SEP tuvo que aceptar negociar con los paristas, a pesar de su oposición inicial a hacerlo. Ante el escándalo en los medios, el Secretario General del sindicato, que buscaba de cualquier manera la Senaduría del estado de Coahuila y que había frenado la negociación, tuvo que aceptarla. La antigua secretaría general, distanciada de su sucesor y sobre quien recaía la sospecha de animar el conflicto para ganar interlocución, se vio obligada a salir de él a cambio de nada.