El Partido del Trabajo: recuento de una derrota

El Partido del Trabajo: recuento de una derrota

El Cotidiano 44, 1991, noviembre-diciembre

La votación del PT fue significativa donde contaba con fuerzas sociales relevantes, participación electoral previa y alianzas de peso. La votación del PT fue desastrosa donde no tenía estructuras ni alianzas, y donde la competencia electoral fue más álgida (Guanajuato y San Luis Potosí. De hecho, el grueso de la votación del PT corresponde a una parte de su fuerza social organizada, y sólo muy marginalmente de sectores ciudadanos no organizados. Pero incluso, no todos los sectores sociales donde tiene influencia votaron por él. En opinión de su dirección alrededor de 30 mil votos le fueron anulados o "robados" por distintas vías. Sin embargo, de mantenerse los resultados definitivos, esos votos tampoco le habrían alcanzado para obtener el registro.

 Los hechos 

El 22 de enero de 1991 el Partido del Trabajo obtuvo su registro como partido condicionado. Casi siete meses después, durante las elecciones federales del 18 de agosto de ese mismo año. Consiguió 263,157 votos, esto es, el 1.140% de la votación nacional. Porcentaje insuficiente para conservar su registro legal. En lenguaje simple y llano: el PT fue derrotado en su primera incursión electoral como partido nacional con registro.

Los Antecedentes

El Partido del Trabajo se formó a finales de 1990. Sus fundadores fueron, básicamente, militantes provenientes de la corriente "Línea de Masas" con presencia político-ciudadana y social desde el año de 1968, estructurados en torno a la mayoría de lo que fue la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas. Confluyeron también militantes provenientes de otros cuatro troncos de la izquierda nacional: de la corriente Línea Proletaria, particularmente activos entre los sindicalistas mineros, magisteriales y organizaciones de productores rurales autónomas. De la tendencia Transición Popular, desprendimiento básicamente urbano del PFCRN, activos en Naucalpan, Tlaxcala y algunos barrios del Distrito Federal. De la corriente sindical magisterial Alternativa Sindical, con incidencia en Colima, La Laguna, el Estado de México y el Distrito Federal. Del Comité de Defensa Popular de Chihuahua, fuerza con registro como partido estatal en ese estado, actuante también en Baja California. Y de diversas fuerzas de carácter básicamente regional, que, como en el caso de Yucatán y Tumaulipas, encontraron en el proyecto partidario la oportunidad para desdoblar su influencia social y convertirla en un proyecto político.

Algunas de estas fuerzas tenían una experiencia electoral previa, aunque la mayoría de ellas había sido o francamente abstencionista o "neutral" a la participación electoral. Quienes habían participado en elecciones lo habían hecho después de oponerse a ellas durante muchos años, en un primer momento como resultado de las simpatías que el panismo despertó entre "sus" bases sociales, y después como producto del proceso de 1988. Esta participación se realizó fundamentalmente a través de la alianza con partidos de izquierda con registro. Estos hechos no son mera anécdota. La suma de un pasado beligerantemente abstencionista, con una amplia inexperiencia en la participación y organización de las elecciones, con el llamamiento a votar por siglas siempre distintas terminaron por hacerle pagar al naciente partido una carísima factura.