Enrique Lizalde y su ceremonia del adiós
La Jornada, 11 de junio de 2013
Enrique Lizalde fue un artista muy querido. Cada que ponía un pie en la calle, sus fans se le acercaban para pedirle un autógrafo o para solicitarle tomarse con ellas una foto. No parecían importar las edades. Entre sus admiradoras lo mismo había jóvenes y no tan jóvenes. En los restaurantes y cafeterías, las meseras suspiraban por él. Las más audaces le confesaban su admiración.